sórdido, hediondo;
viviendo en el cuarto del poder,
entre el fango y la miseria,
con cesos de plástico regados por todo el suelo que pisa,
lamiendo la sangre que destilan.
Bestia hambrienta,
devorando a su paso, toda la chatarra de sabores artificiales;
con los ojos podridos,
incapaz de reconocer la luz del sol.
Monstruo repulsivo,
abominación.
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